Pero un llamado de esa magnitud necesariamente pasa por el rompimiento definitivo con las estructuras existentes opositoras. Extrañé del discurso de La Salida un rompimiento efectivo y abierto de ese liderazgo en relación a las ejecutorias de la oposición oficial reunida en la MUD, que en este momento se ha constituido en el bote salvavidas de un régimen que los ha convocado para cogobernar.
Extrañe del discurso de Maria Corina y de Leopoldo su salida de la MUD y la creación de una entidad opositora que convoque efectivamente como lo hicieron, al pueblo venezolano, a buscarle salidas a la crisis. Aun están a tiempo. No se puede estar bien con Dios y con el Diablo al mismo tiempo. Si de veras desean que los venezolanos crean cualquier cosa que se plantee producto de las Asambleas de Ciudadanos que se propusieron para discutir las salidas a la crisis política económica y social, tendrán que hacer como Hernan Cortez y quemar las velas. Aquí vencemos o morimos.
Y no es que Maria Corina Machado y Leopoldo Lopez, o los Diputados de la Movida Parlamentaria no hayan dado muestras de distanciamiento con las ejecutorias de la MUD. Es que hasta ahora han sido parte de la oposición oficial que hasta el 8D insistió en las salidas convencionales que la Mesa avaló para salir del régimen y que muchos combatimos como colaboracionistas. Si ahora piensan de una manera diferente- lo cual es perfectamente válido-, para hacer una tortilla hay que romper los huevos.
Ya llegamos al momento donde mono no carga a su hijo, y ya ni siquiera por un poquito, modificando el dicho popular. Después de todo lo que ha pasado, después de ver que los Alcaldes usaron el voto de los opositores para hacerle carantoñas al régimen en Miraflores y ser parte de su fiesta con los reales de los venezolanos, ya es hora que quienes deseen realmente conducir los destinos opositores se distancien de una manera verdadera de aquellos que vendieron la franquicia opositora a los intereses del régimen, so pena de ser acusados de ser lo mismo con diferente cachimbo.
La situación del país opositor después del 8D es de verdadera desolación. Hay un vacío que cualquiera con suficiente ambición de poder puede llenar, porque en un cuarto obscuro quien tiene una linterna sabe por dónde salir. Por eso es que resulta indispensable diferenciar la verdadera vocación por el país de la habilidad política de posicionarse. Esa es una altísima responsabilidad de los conductores que no puede ser dejada de lado, aun en los momentos donde pareciera no haber salidas. Es allí donde se mide el forjamiento del metal con que están construidos los liderazgos.
En 1998, Hugo Chávez muy astutamente se aprovechó de ese vacío de una democracia destruida por la corrupción para ofrecer un mejor país y la gente lo siguió sin pedir garantías. No podemos cometer de nuevo esos errores. Teniendo ahora un país en peores condiciones que en 1998, cualquiera que ofrezca una salida será bienvenido. Pero quienes la ofrecen deben dar esas pruebas mostrando las velas ardiendo en la playa.
Aquellos quienes creemos que la única salida que tiene el país es REFUNDARLO sobre unas bases completamente diferentes, no nos conformamos con sacar a estos procónsules delincuentes del régimen por los votos de una Constituyente-que sería la consecuencia natural e inmediata de ese proceso-, sino que no podemos permitir que algo semejante a lo que ha sucedido en Venezuela pueda volver pasar en el futuro.
Una Constituyente convocada para sacar al régimen podría parecerle a mucha gente algo ideal pero sumamente engañoso porque cambiar a los jugadores sin cambiar la estructura del juego puede poner al país de nuevo en las manos equivocadas, porque el PODER es algo que debe regularse. Y esta Constitución no lo regula para quienes resultan vencedores. Imagínense cualquier grupo, independientemente de su color o de sus intenciones iniciales, utilizando para su servicio las mismas estructuras de poder de este régimen.
El llamado de La Salida no solo debe incluir un rompimiento con las ejecutorias de la oposición oficial, sino la convocatoria a una nueva oposición incluyente de todos los liderazgos y grupos que sean necesarios para comenzar a establecer las estrategias para hacer efectiva esa salida, haciendo realidad una nueva oposición que le de esperanzas al pueblo venezolano.
Caracas, 24 de Enero de 2014
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