Una Asamblea Constituyente es la única oportunidad institucional que tenemos para refundar la República y promover la reunificación nacional.
Esto es lo que Hay
No importa que Nicolás Maduro sea o no colombiano. No importa si es agente de inteligencia cubano, o si es un usurpador fraudulento. La realidad es que el heredero del perverso legado de Hugo Chávez ocupa de facto Miraflores, despacha desde la calle (en abierta y continuada campaña electoral) y el mundo lo reconoce como tal.
Es tan así, que la Doctrina Betancourt, adoptada por la OEA para desconocer a las dictaduras, ha sido sustituida por la misma OEA por la Doctrina Maduro, que sirve para perpetuarlas y legitimarlas por la vía del fraude electoral.
El país que se aferró a la esperanza que representaba la candidatura unitaria de Henrique Capriles no pudo salir a defender su victoria. Sin dudas las opiniones sobre lo acertado o no de esta decisión siguen divididas en cuanto a si entre el 14 y el 17 de abril perdimos una oportunidad única y más que legítima de hacer valer una victoria electoral que demandaba acciones pacíficas pero firmes.
En efecto, en la madrugada del 15 de abril, con un mensaje claro y firme, nuestro candidato aseguró que no reconocía el resultado proclamado por el ministerio de elecciones del régimen. Pero con el paso de los días se le ha venido reconociendo por la vía de los hechos, y el mundo lo ha entendido así.
Gandhi era pacifico pero no pasivo
En este contexto es indispensable recordar lo que Gandhi advertía “…no invoquen el recurso de la no violencia para encubrir su impotencia”. Y agregaba “No puedo enseñarles violencia porque no la comparto, pero si a no humillarse, ni bajar la cabeza ante nadie, aún a costa de sus vidas”
Muchos no quieren reconocer que el intento de golpe de Estado del 4 de febrero de 1992 sigue en pleno proceso. Cada día, en medio del ataque a la disidencia el golpe prosigue y, con él, el deslave de una sociedad que se resiste –quizá como un mecanismo de defensa– a advertir que cada uno está condenado. Nunca piensan que serán ellos las víctimas, sino los otros. Tal actitud ha minado el sentido de solidaridad, indispensable para activar una sociedad.
Durante los últimos cien días el país ha visto agonizar su esperanza, en procura de la perfección del tiempo de Dios. Hemos comprobado que la vía electoral, aun triunfando, no sirve para nada por no tener los medios para imponer ese triunfo y; nos falta entender y aceptar que todas las señales indican que es el momento de romper el secuestro de los poderes por medio de una salida absolutamente institucional, democrática y constitucional.
¿Y cómo?
Las puertas están cerradas desde el punto de vista de la institucionalidad establecida, lo que obliga a construir una Alianza Nacional para la Paz y la Reunificación Nacional para realizar una Consulta Popular prevista en la Constitución que permita convocar una nueva Asamblea Nacional Constituyente (ANC)
Se impone reconstruir al país y reencontrarnos como venezolanos. Cada día que pasa es un día menos que tenemos para detener la destrucción sistemática de nuestro país y de nuestras libertades. Cada día que pasa es un día menos de esperanza para los venezolanos. Siendo un demócrata convencido, soy de la idea de que solo un pueblo puede encontrarle salidas a su propio destino.
No puede negarse que una iniciativa de esta naturaleza implica riesgos que será indispensable analizar previamente en un debate nacional supra partidos y luego validarlo en una consulta popular. Pero lo que no creo sea cuestionable es que si seguimos el curso de los acontecimientos perderemos el país.
La Constitución de 1999 nos deja una salida democrática y civilista a través del llamado a una Asamblea Nacional Constituyente. Recorramos esa vía, convoquémosla y refundemos la República. El tiempo se agotó.
Una Fuerza Armada imbuida por el espiritu que inspiró el 23 de enero de 1958
Para refundar la república en paz, la participación de una Fuerza Armada que le dio entrada a 40 años de democracia, de libertad y modernidad no solo es importante. Es esencial, es imprescindible.
Sin la FAN no podremos recuperar la soberanía rendida ante la dictadura comunista cubana, gracias a un acto de traición a la patria que sigue consolidándose.
Entiendo perfectamente que la Fuerza Armada no está representada, toda ella, en su cúpula jerárquica. Si así fuese, y no lo creo, Venezuela estaría atrapada por una organización absolutamente aborrecible.
Reducir a los integrantes de la Fuerza Armada a una acción represiva brutal, es condenar a todos los oficiales, suboficiales, clases y soldados al repudio de los venezolanos.
Cuando ya se contabilizan más de 160 mil muertes por obra de la impunidad, la peor defensa es la pasividad. Una pandilla asociada a las peores y más nefastas causas de la humanidad que ha secuestrado al Estado
Debería obligar a la dirigencia opositora oficial a un ejercicio elemental de humildad, de admitir que semejante realidad desborda no solo a un individuo sino a las cúpulas de los partidos que la integran.
A lo largo y ancho del país, en las redes sociales, en mis conferencias dentro y fuera de Venezuela, en los “Cafecitos con Diego”, en los innumerables tuitcams que hemos hecho, hay dos frases contundentes y motivadoras que marcan: “El día en que los venezolanos nos unamos, nos vamos a maravillar de las cosas que juntos podemos realizar”, porque “Venezuela no saldrá en partes. O sale toda, o no sale”
Diego Arria
Caracas 23 de julio 2013
@Diego_Arria
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