¿Está UD. de acuerdo con la activación del PODER CONSTITUYENTE ORIGINARIO en Venezuela?

domingo, 14 de julio de 2013

Especial 6to. Poder: La Constituyente, el camino para reencontrar el país





Tras el fallecimiento del ex presidente Hugo Chávez el pasado 5 de marzo, los venezolanos asumieron la designación de un nuevo responsable para la conducción del país. Tal como lo indicara el Consejo Nacional Electoral (CNE), más de siete millones y medio de votantes prefirieron la opción de Nicolás Maduro Moros ante otras propuestas políticas en los sufragios del 14 de abril.
Ambas acciones gubernamentales, así como frecuentes irregularidades en entes del Estado durante los últimos años, han llevado a grupos disidentes a estudiar y observar el recurso de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) -presentado dentro de la Carta Magna en el Capítulo III del Título IX- como la herramienta para solventar los problemas que aquejan a Venezuela.

Según el artículo 347 de “la bicha” (modo en que el presidente Chávez denominaba a la Constitución de 1999) “el pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario. En ejercicio de dicho poder puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución”.

Para la ejecución de esta iniciativa se necesita que la misma sea impulsada por “el Presidente o Presidenta de la República en Consejo de Ministros; la Asamblea Nacional, mediante acuerdo de la dos terceras partes de sus integrantes; los Consejos Municipales en cabildo, mediante el voto de las dos terceras partes de los mismos; o el quince por ciento de los electores inscritos y electoras inscritas en el registro civil y electoral” (Artículo 348).

Ante este respaldo jurídico, varios actores políticos adversos al actual gobierno estarían considerándolo, sobre todo por la posibilidad de un lejano referéndum en contra del Jefe de Estado, y que -según el artículo 72- podrá realizarse una vez “transcurrida la mitad del período para el cual fue elegido”.

Una hipotética solicitud del requerimiento asambleísta necesitaría contar con el apoyo de -al menos- dos millones 835 mil 655 firmas (15% de los sufragantes inscritos en el CNE), de acuerdo con el último registro del ente electoral, el cual fue de 18 millones 904 mil 364 votantes para los comicios del 14-A.

Varias voces, un fin

Uno de los promotores de la Constituyente es Enrique Colmenares Finol, investigador en temas ambientales y ex ministro del área durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez. También coordinador del proyecto país “Movimiento Independiente Democrático-MID del Táchira”.

A su juicio, todas las instituciones y estructuras gubernamentales necesitan un cambio profundo. Cree que las grandes transformaciones que el país amerita tienen que hacerse ahora; entre ellas, modificar la concepción que posee el venezolano al pensar que su propio destino tiene que estar supeditado a la permanencia de un Presidente en el poder.

“Uno no está aquí en Venezuela para que alguien permanezca en el poder, sino para que nuestro desarrollo lo elevemos a la máxima potencia, y eso está por encima de cualquier partido político. Es nuestro desarrollo, como personas, lo que tenemos que profundizar. Por ello también el pueblo debe asumir el cambio profundo que necesita el Estado venezolano”, asevera el especialista.

Entre otras razones por las que apuesta al cambio constituyente es porque, además de que permitirá la participación popular y la reconciliación nacional, “el Estado venezolano no existe como estructura”, a lo que responsabiliza al hoy “Líder Supremo de la Revolución Bolivariana” (Hugo Chávez). “Él empezó a dañar su gestión gubernamental al inventar el programa ‘Aló Presidente’ y descubrir que era mejor el teatro y la pantalla que el desarrollo y la gestión administrativa y ejecutiva. ¿Cómo es posible que el presidente Chávez durara dos años sin hacer Consejos de Ministros? Simplemente porque transformó la reunión del programa en la sesión con sus ministros”, reflexiona el antiguo representante del organismo ambiental en la IV República.

Finol también observa el camino de la constituyente como el boleto a un reordenamiento territorial municipal acorde a las características propias de los sectores ubicados dentro de una ciudad o estado. “Todo sector saturado debe ser direccionado como municipio con la Constituyente. Debe manejar sus propios recursos, transacciones inmobiliarias, impuestos, la sociedad participativa e individuos asumiendo una posición contralora; así se va a generar un cambio profundo. Lo más importante: que todo venezolano, sin importar tendencia política, trabaje por la reconciliación nacional y el salvamento del Estado venezolano”.

En la misma línea que Finol, Luis Manuel Aguana (consultor en Tecnología de la Información) considera que un proceso de esta naturaleza no se convoca para salir de un “mal gobierno” en particular, ni tampoco para que una parte del país se imponga sobre la otra. Todo lo contrario. “Se convoca porque hay un compendio de situaciones que no sostienen la paz y se necesita construir un nuevo modelo. Los que piensan de una manera u otra se convocan para llegar a un proyecto común que establezca un orden racional y claro que evite, en la medida de lo posible, la subversión o golpe de Estado”.

Como aspecto importante de este proceso, según el consultor, ningún actor político podrá erigir pautas de comportamiento ni decir que se debe o no discutir en una ANC. “Eso es una materia que está reservada solo para aquellos a los que el voto popular les da la responsabilidad de representar: los constituyentes”. De igual manera, indica que nadie puede alzar una bandera en el país proponiendo la convocatoria a esta propuesta para prometer qué se hará o dejará de hacer con ella, como si se tratara de una oferta política electoral. “Ese es el sentido equivocado del planteamiento”, estima.

Presentar esta propuesta al país es una opción que, “a vuelo de pájaro”, puede ser relacionada con aquella anunciada en el año 1998 por el presidente Chávez, la cual -según una figura ligada al gobierno nacional que prefirió mantenerse en el anonimato- fue un traje hecho a la medida por este mandatario para calar en un sector del país y llegar a la silla de Miraflores; sin embargo, “su solicitud no iría orientada a un ‘quítate tú pa’ ponerme yo’, sino al rescate de la soberanía, restitución de las Fuerzas Armadas, reconstrucción de poderes públicos, y consenso y creación de un proyecto común”, alega Aguana.

Ante lo planteado por el consultor en tecnología, no se podría promover una discusión de “mejor país” sin un plan o idea exacta de lo que se quiere. “Una convocatoria sin la existencia de propuestas concretas es como ir a una guerra sin una estrategia. Si no pensamos en grande, más allá de nuestras diferencias, el país puede a volver a caer en el mismo error de 1998, cuando se promovió una Constituyente por las razones equivocadas. Primero es un proyecto para el país y luego hay que convencerse de convocar a una ANC para discutirlo y aprobarlo. Lo demás parece espejismos de oportunistas”.

Otra voz que se ha alzado en solicitud de este recurso constitucional es Raúl Isaías Baduel (ex Comandante General del Ejército venezolano y Ministro de la Defensa durante el gobierno del fallecido presidente Chávez), militar que desde el año 2010 ha estado impulsando una propuesta denominada “El desafío político no violento”, y quien ha insistido en que este es el camino necesario para la reconstrucción y reconciliación de la nación.

De acuerdo con el castrense, una Asamblea Constituyente es el pacto máximo de amplio consenso para todos los sectores en el que están representadas las minorías. “La misma es necesaria para seguir evitando el resquebrajamiento del país y mejorar el sistema político, ya que tanto en estos 14 años de Revolución como en los 40 años anteriores, el anhelo de vivir en una democracia como merecemos se fue desviando”.

Según el ex ministro, en el país existe un sector de gran porcentaje con una visión distinta a la del oficialismo y oposición que no quiere volver al pasado ni seguir en el presente. “Ellos también serían escuchados ante una eventual oportunidad para propuestas”.

Hace énfasis en que esta Constituyente permitiría solventar la crisis de orden político, económico y social en el país, evitando así posibles hechos violentos. “Si hay algo en lo que debemos aportar todos los sectores es en que el país no caiga en una espiral de violencia”.

Estas percepciones, de quien fuera hombre de confianza del fallecido mandatario, van de la mano con los planteamientos de los demás consultados. A su vez, hacen recordar el juramento en el samán de Güere (compromiso que asumieron Baduel, Hugo Chávez, Jesús Urdaneta y Felipe Antonio Acosta Carles), que también buscaba impulsar un cambio para Venezuela basado en distintas políticas.

En este sentido, Baduel asegura que ese grupo de cuatro militares deseaba concordar un gobierno de los mejores, independientemente de parcialidades políticas. “La idea era formar un país en democracia y no dejarlo solamente plasmado en consignas y lemas (…) Yo asumí el planteamiento con seriedad”, explica el representante de la milicia venezolana, con la intención de que el país no reincida en los errores del proyecto bolivariano.




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