Todos los que de alguna manera hemos empujado el tema de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente hemos dejado claro que uno de los objetivos principales del llamado a una ANC es la Reconciliación Nacional, haciendo énfasis que no se trata de una bandera política sino de una realidad que se debe demostrar con hechos.
La reconciliación en nuestro caso no significa impunidad. De darse el proceso que estamos proponiendo, aquellos que estén incursos en delitos en contra de la nación, manifestados en corrupción y robo al erario público, así como delitos en contra de los Derechos Humanos, deberán ser objeto de denuncias y juicios dentro del ordenamiento jurídico. Aquí no puede haber venganza sino justicia.
Traté de describir ese proceso de reconciliación en una nota previa (ver Reconciliación Constituyente enhttp://ticsddhh.blogspot.com/2013/07/reconciliacion-constituyente.html) pero hay algo que quedó por fuera y que llega a ser tan importante que puede dar al traste con todo el trabajo de convencimiento que podamos dar e incluso cambiar la perspectiva misma del proceso Constituyente.
Voces calificadas dentro de la oposición han indicado que nunca se ha llevado a cabo un proceso Constituyente desde la oposición. Y su principal argumento tiene que ver con la reconciliación. La única manera en que se entienda ese razonamiento es que, o te reconcilias con el régimen y se logra la Constituyente bajo acuerdo mutuo, o simplemente no se logra. Lo que te lleva, de acuerdo a esa simple lógica, a que la Constituyente solo se puede hacer cuando ya estás en el poder y decidas desde allí las reglas (Chávez dixit).
De allí que escribiera en una pasada nota (ver Constituyente desde el gobierno enhttp://ticsddhh.blogspot.com/2013/08/constituyente-desde-el-gobierno.html) un alegato pidiéndole a los juristas que nos dieran una solución a este dilema, dándoles el mismo argumento que usó Chávez en 1998 y que le sirvió la antigua Corte Suprema de Justicia: El Poder Originario.
Sin embargo, allí no planteé de forma alguna la reconciliación con el régimen, entre otras razones porque este jamás ha reconocido la otra parte de este país, ya que lo que hasta ahora hemos visto de aquel lado es la negación y el odio estructural. Ellos han negado insistentemente la existencia de la oposición y serían felices si nosotros ya tuviéramos las cabezas fritas en aceite de acuerdo a la amenaza de Chávez a los adecos en 1998 o tenernos a todos de rodillas ante el régimen de los Hermanos Castro.
El régimen ha tenido éxito en insuflar suficiente odio hacia quienes no lo acepten, al punto que personas que no tienen nada ver con la administración del gobierno nos odian gratis, generando esa famosa polarización del país que tanto daño nos ha causado. Con lo cual el tema se centra en separar a quienes instigan ese odio desde el gobierno del resto de la población, aislando ese virus maligno, y tratar de encontrarnos con quienes de verdad han sido tan victimas como nosotros de esta tragedia.
Entonces, de acuerdo a eso, al encarar una perspectiva de reconciliación, el problema se plantearía así: O nos reconciliamos y hacemos luego de eso una Constituyente para poner en blanco y negro un nuevo Pacto para el país, lo que implicaría abrir los canales de comunicación con factores del chavismo-distintos del régimen gobernante-, interesados en reconciliarse o intentamos hacerla sin esos factores corriendo el riesgo de que el mensaje reconciliatorio no sea comprable por el resto de la población, aumentando la posibilidad de fracasar en el intento.
Esto cambiaría enteramente la perspectiva de una Constituyente para reconciliarnos. De acuerdo a esto, haríamos una Constituyente como el resultado de una reconciliación, que es una cosa muy diferente. ¿Podrá el orden de los factores alterar el producto?
La alternativa reconciliatoria con el régimen no la veo posible en las actuales circunstancias políticas. Podría considerarse que todos los canales están cerrados. Incluso, algunos consideramos que estamos en un estado de guerra de baja intensidad que nos ha declarado el régimen con el fin de desaparecernos-incluso usando a la delincuencia como política de Estado-, ya bien sea para que nos vayamos del país como los cubanos en su momento, o bien por la vía de un proceso de reducción de la clase media a la pobreza por la destrucción sistemática de nuestra forma de vida basada en el capitalismo privado y el emprendimiento personal.
Visto en estos términos, nuestra Constituyente sería un espejismo si no logramos convocar a TODOS LOS VENEZOLANOS, chavistas o no, a un proceso de Reconciliación Nacional por encima de lo que el régimen pueda hacer. Pero, ¿es eso posible? ¿Podríamos dar muestras de reconciliación lo suficientemente convincentes para que esa convocatoria no suene a venganza?
Desde la sociedad civil opositora hemos emprendido el camino Constituyente porque creemos que es una salida civil a la crisis del país y porque la Constitución nos da la vía para hacerlo. Sin embargo, ¿podríamos emprender la vía Constituyente y que no parezca que nos estamos embarcando en una cruzada para “destruir al enemigo chavista”, convirtiéndonos en lo que la dirigencia oficialista dice que supuestamente somos? Muy difícil si no damos muestras claras de que esa no es la intención.
Todos los documentos que he leído en relación al tema de la Constituyente la colocan como el arma “solo-mata-chavistas” y así este proceso NO VA A FUNCIONAR. Deben darse muestras muy claras de reconciliación en un nivel diferente del régimen gobernante. De hecho estamos coincidiendo en la práctica con el chavismo popular al ver que casi todas las manifestaciones en contra del gobierno provienen de gente de sus propias filas. ¿Nos estamos acercando a esa gente? ¿Hemos hecho algún esfuerzo de comunicación con esas protestas de la gente del chavismo? Por ese lado al menos coincidimos.
Entonces, ¿con quien debemos empezar ese proceso de reconciliación? ¿Con los delincuentes que están destruyendo el país y se están enriqueciendo desde el gobierno, o con quien está sufriendo por esa destrucción? Tenemos mucho más que ganar acercándonos a ese “chavismo” en desgracia previo a una convocatoria Constituyente, allanando el camino a una reconciliación real, que no haciéndolo, tratando de convencerlos que las cosas si pueden cambiar para ellos porque serían partícipes de eso.
El paradigma de una Constituyente desde la oposición se podría cambiar a una Constituyente desde el País Nacional si se logra comenzar una reconciliación real que nos incluya a todos. Y tal vez suene ingenuo de nuestra parte desde el punto de vista político, pero eso si sería un cambio real. Tal vez la oposición no pueda hacer una Constituyente como lo afirman algunas voces pero quién sabe si un país unido si la haga sobreponiéndose a una polarización impuesta desde el gobierno y-peor aún-, desde la oposición.
Caracas, 28 de Agosto de 2013
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